DÍAS.

Hay días. Aunque suene a tópico sí, hay días y días. Días en los que te levantas con energía, el café está a la temperatura perfecta, las tostadas no se queman, nuestro pelo está sedoso y brillante y no necesitaríamos si quiera maquillarnos porque tenemos la piel perfecta. Pero también hay días, en los que levantarnos de la cama nos cuesta un triunfo, evitamos mirar el reloj porque sabemos que vamos tarde, sin peinar, hemos escogido la ropa con los ojos medio cerrados y probablemente no conjunta el pantalón con la blusa que hemos escogido y encima no hemos podido desayunar porque el café quemaba muchísimo y claro, no teníamos tiempo para esperar a que se enfriase.

Yo, tú, el vecino del tercero y todas las personas del planeta tenemos este tipo de días, los primeros son perfectos y geniales, tanto que salimos a la calle a las 8 de la mañana con una sonrisa de oreja a oreja como si nuestra vida fuese perfecta. Los segundos no nos dan ni tiempo para pensar como salimos a la calle porque vamos corriendo, encima está lloviendo y no hemos podido coger el paraguas y claro, llegamos tarde y no podemos volver a casa para cogerlo. Lo bueno de éstos días (sí claro, todo en esta vida tiene un lado positivo) es que nos hacen apreciar muchísimo más los primeros y saber que aunque hoy sea un mal día, mañana seguramente sea un día maravilloso y no, no es un tópico, ni lo que todo el mundo dice, esto es la pura realidad, esto es la vida.

Por favor, prométeme una cosa, nunca, jamás dejarás que un día malo te haga pensar que tu vida no es lo bastante buena como para sacar una sonrisa cada día.

"Despierta, sal a la calle, hoy es tu día"